MARIA RODRIGO Y MUCHO MAS....
EN
ESTAS FECHAS CELEBRANDO UN 8 DE MARZO DE MUJER RECONOZCO QUE DESCUBRIR A MARÍA
RODRIGO BELLIDO no es mérito mío sino del músico, director
de orquesta y Premio Nacional, José Luis Temes, que ha realizado una gran labor
no solo editando su música sino incluyéndola en su Proyecto Luz[1], una colección de
“Sinfonismo Español Iluminado” como él mismo lo llama; 17 retratos, imagen y música en simbiosis homenajeando a
músicos españoles y a otras dos grandes músicas, María Teresa Prieto y Rosa
García Ascot. Un interesantísimo y valioso Proyecto que el pasado 24 de febrero
estrenó en su Luz nº 17 Poema de la Vida a partir de Facundo de la Viña
y que fue también homenaje a las ONG que trabajan desinteresadamente por todo
el mundo. Una mirada certera y conmovedora que ojalá tuviera la difusión
merecida en el panorama cultural español.
Pero dicho esto continúo con mi modesta aportación.
Mi primera aproximación a María Rodrigo fue cuando
investigaba sobre el Lyceum Club motivo de mi libro Ni
Locas Ni Tontas un
club apolítico y aconfesional en el Madrid de 1926, referente europeo entre
mujeres progresistas que pedían el voto, el cambio del código civil, reclamaban
derechos y fue centro de proyección de la mujer como decía su presidenta
María de Maeztu. Esta nueva mujer, las “maridas” como peyorativamente
fueron llamadas las socias, esposas de los intelectuales del momento, se
reunían allí no solo a tomar el té sino a compartir conferencias, exposiciones
y música. Así lo notifica Elena Fortún en la carta que envía a su amiga
Mercedes “con lo del
club estoy encantada creo que se va a hacer una verdadera labor social en favor
de la mujer y del niño. Somos ya muchísimas. Yo pertenezco a la sección de
sociología y pienso que mis ciegos van a ganar mucho con ello. Ahora acaba de
irse de casa María Rodrigo, que ha organizado un concierto para el domingo en
el salón del Lyceum. Cada una aporta lo que puede y todas recibimos más de lo
que damos. María de Maeztu va a dar un curso de filosofía para treinta señoras
y espero ser una de ellas…” Elena
Fortún[2].
Esta carta despertó mi curiosidad porque, aunque yo
estudié música en el Conservatorio pero no ejerzo profesionalmente, nunca había
oído hablar de María Rodrigo. Y aquí vuelvo otra vez a agradecer al maestro
José Luis Temes su tiempo dedicado a mi interés, de donde surgieron música,
historias, fotos y datos que fui investigando para conformar mi conferencia del
pasado mes de febrero.
Considerada una niña prodigio nacida en 1888, alumna
del maestro Serrano fue posteriormente becada dos veces por la Junta de
Ampliación de Estudios para estudiar composición en Alemania donde tendría como
profesor a Anton Beer-Walbrünn (que tiene una obra sobre El Quijote) y donde
conocería a Richard Strauss,”[3]. Además, sería compañera y
amiga de Carl Orff, compositor que desarrolló el innovador método musical
“Orff”. Ella misma nos relata su vivencia en la entrevista que le hicieron en
la revista Arte Musical[4], que transcribo por su
calidez: “Regresé a España el mismo día que estallaba la guerra europea. No le
cuento a usted los percances de nuestro aventurado viaje cruzando la frontera
entre murallas de artillería. / Nuestro equipaje aún no ha aparecido,
afortunadamente en el maletín de mano guardé mi música. Pregunta: ¿Qué obras ha
compuesto usted? R. Que recuerde un cuarteto y una sonata premiados en los
concursos del Círculo de Bellas Artes, fugas, canciones y preludios para piano
y cuarteto. Becqueriana, composiciones para canto y piano y otras de
menos importancia. Pregunta: ¿Qué me dice del Conservatorio? R. Que necesita
una gran transformación. Pregunta: ¿Lamentó mucho salir de Alemania? Mucho,
porque admiro a la raza germana, que créame debiéramos imitar en todo, aun
cuando nos costase un poquito. Pregunta. ¿Un poquito? R. Un poquito, sí, señor,
¡Somos tan indisciplinados, pero mire usted, yo me habitué a aquel ordenado
vivir a los pocos días de permanecer allí. Y… me prohibían tocar el piano
durante la siesta para no molestar a mis vecinos” …
Y así llegó a Madrid, en esos años veinte cuando se fraguaba esa corriente artística e intelectual que llamamos del 27, y que como comprobamos ahora, sí tenía mujeres, ¡y notables!. MARÍA RODRIGO DESTACÓ EN EL ATENEO, EN EL PROGRAMA “LA MUJER EN LA MÚSICA”, EN 1929. Ya era profesora en el Conservatorio de Madrid y se codeaba con Turina y demás destacados compositores. Tenía un gran futuro profesional por delante.
En el Lyceum Club conoció a Elena Fortún con quien conformó
el libro Canciones infantiles; Elena rescatando la memoria oral de estas
canciones y ella transcribiendo su música, fue editado por Aguilar con dibujos
de Gori Muñoz. En el prólogo Elena Fortún dice a los niños: “Bellas canciones infantiles próximas a
perderse para siempre o a quedar fosilizadas entre las páginas de libros
sabios. Dos mujeres del siglo pasado han temblado por vosotras. María Rodrigo
que os encontró jugando al corro en Recoletos frente a la iglesia de San
Pascual en los días de su niñez y desde aquel instante cuidó maternalmente de
vosotros no permitiendo a sus compañeras perder el ritmo o desentonar”[5].
Canciones
que posteriormente orquestó y que como he dicho están recogidas en cd con la
orquesta del Real Conservatorio de Madrid dirigida por el maestro Temes.
YA
POR ESA ÉPOCA HABÍA COMPUESTO LA ÓPERA BECQUERIANA que
se estrenó solo en dos funciones el 9 de abril de 1915 en el Teatro de la
Zarzuela y un año después en Barcelona. Música innovadora, modernista que utiliza
tonos y modulaciones en el estilo Debussy muy de la época, rica en colorido
melódico y en desarrollo orquestal. Se basa en la rima XI de Gustavo Adolfo Bécquer,
la búsqueda del amor que atrae cuanto más incorpóreo es y fue un libreto de los
hermanos Quintero sorprendente, fino, sutil y emotivo. La crítica dijo “consigue
interesar al público, compenetrándose éste con el autor, lo más bello de
la obra [es] el soliloquio del Poeta “Amor es engaño vano”, y los bailables,
página instrumental que por sí sola demuestra que la Srta. Rodrigo no es una
ilusa y que valió una enorme ovación a su autora”. Esta obra, buscada y
redescubierta y reestrenada en Madrid en 2016 por José Luis Temes significó un
hito en el reconocimiento de María Rodrigo, éste afirma: “Me impresionó el
talento musical de María Rodrigo. Los primeros 10 minutos de Becqueriana son
magníficos”. “Es música ambiciosa técnica y estéticamente que, sin dejar de
tener raíz española, suena más europea que la de la mayoría de sus compatriotas
de ese tiempo. En Rodrigo, que había sido enviada a estudiar fuera por la Junta
de Ampliación de Estudios, suenan las dos Europas, la alemana y la francesa,
entonces enfrentadas a muerte”[6].
Destaca entre sus obras Alma española, grupo de
impresiones sinfónicas, la zarzuela Diana Cazadora o pena de muerte al amor,
La romería del Rocío, la suite Los Caprichos de Goya, Quinteto de viento
y sabemos de composiciones suyas que se han perdido pues por lo visto
perdió el baúl en su periplo del exilio.
Efectivamente, llegamos a nuestra desastrosa guerra
civil que supuso tanto horror y tanta pérdida de oportunidades. Su primera
salida precipitada fue a Suiza. Ella y su hermana Mercedes, otra mujer
sobresaliente que había estudiado psicología también becada por la JAE en el
Instituto Rousseau, de Ginebra. De Suiza
viajaron a Bogotá donde, dando clases de música, apenas estuvieron unos años
debido al conflicto civil que se recrudeció entre liberales y conservadores, una
época llamada “bogotazo” y que supuso para ellas un nuevo exilio: Puerto Rico, donde se instalaron las hermanas
y mantuvieron contacto con esa colonia de expatriados culturalmente destacada, entre
ellos Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí. La vida es un pañuelo (y
lleno de mocos, suelo decir yo) y así encontramos este rastro en los Diarios
de Zenobia: “Año 1951. “Las hermanas Rodrigo, emigradas españolas, vivían
en la casa de hospedaje de Lola Tuya. María era compositora y su hermana
Mercedes era psicóloga. Ambas ejercían como lectoras de la Universidad de
Puerto Rico”. De hecho estaba el médico psiquiatra Dr. García Madrid, que
atendió a Juan Ramón Jiménez. Zenobia
escribe: “Vivimos de momento en un “boarding home” casa de hospedaje famosa
entre los españoles porque la dueña es asturiana (Lola Tuya) y aquí vienen a
parar todos los que pueden hacerlo”, “Ayer
como estaba García Madrid “de guardia” y trabajando en casa, escapé con las
Rodrigo un ratito para encontrar el paisaje precioso, a 20 minutos de casa…”[7]
Y con esta imagen de serenidad doy por cerrada mi
investigación y disfruto de su música. Me la imagino alegre y feliz, con su
inseparable hermana Mercedes, asistiendo a los conciertos de Odón Alonso, que
fue nombrado hijo adoptivo de Puerto Rico por esa época, la veo en amables
conversaciones con Zenobia, e impartiendo su clase musical adoptando el método
Orff de su querido amigo alemán. La muerte en 1967 le llegó, como a todos, espero que
serenamente, pero nos queda su música. Oigámosla.
[1] José
Luis Temes, Proyecto Luz https://www.joseluistemes.com/
[2] Ni
Locas Ni Tontas, pág. 82 María Pérez
Herrero. Editorial Espasa
[3] CD María
Rodrigo. JL Temes.
[4] Revista
Arte Musical
[5]
Canciones Infantiles. Biblioteca Nacional.
[6] Notas al
CD María Rodrigo JL Temes
[7] Diario 3
Puerto Rico. Zenobia Camprubí. Pág. 6. Edición de Graciela Palau de Nemes.
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